domingo, 6 de diciembre de 2015

Bosque oscuro

La gente solía contar que este bosque estaba embrujado, pero acaso no dicen lo mismo de todos los bosques? especialmente aquellos que están tan lejos de todo, tan descuidados, tan llenos de vida y tan vacíos de personas?

Caminamos por horas, atravesamos un riachuelo, nos sentamos a almorzar en unas rocas, nos cuidamos de no dejar nada que delatara nuestra presencia en este lugar y seguimos caminando, adentrándonos cada vez más en el bosque, al principio los arbustos eran espesos pero no más altos que los tobillos, conforme fuimos adentrándonos mas y más, los arboles fueron cerrándose mas y más en torno a nosotros, y los arbustos seguían haciéndose más grandes, cuando pasaban del metro de alto era casi imposible atravesarlos y preferimos rodearlos, esto sin darnos cuenta nos fue llevando en una ruta que parecía casi planeada, el bosque no estaba atrayendo a su centro, pero como todo el mundo sabe, la única forma de llegar finalmente a un lugar al que no sabes cómo llegar, es viajando en espiral, así uno acaba llegando finalmente al centro de todo.

Empezamos la caminata temprano cuando las primeras luces apenas estaban empezando a salir, pero ahora ya habían transcurrido casi 6 horas y aunque sabíamos que el sol estaba en lo alto con toda su fuerza, aquí abajo en el bosque viajábamos en penumbra, los arboles más viejos, más resistentes y más grandes empezaba a rodearnos y su gruesa capa de ramas y hojas se quedaba con toda la luz del sol, aquí los arbustos eran más escasos, pues sin tanta luz del sol era difícil que crecieran, pero las enormes y retorcidas raíces de los arboles seguían obligándonos a seguir un sendero que no estaba marcado, el ambiente comenzaba a ser frio y húmedo y la oscuridad creaba ilusiones en todos los rincones oscuros, en los recovecos de las ramas, en las y en los lejanos sonidos de los animales que no podíamos ver, sino adivinar que ahí estaban.

La noche nos alcanzó todavía caminando sin rumbo, creíamos que estábamos acostumbrados a convivir con la naturaleza, pero esto era diferente, este bosque era diferente, cuando la escasa luz del sol finalmente se agotó decidimos que era hora de prepararnos para dormir en el primer rincón acogedor que encontráramos, pero no parecía haber ninguno a la vista, súbitamente encontramos un claro, que iluminado en todo su esplendor por la brillante luz de la luna parecía una clara señal luminosa en medio de la reinante oscuridad que parecía la boca gigantesca de una criatura antigua pugnando por devorarnos si no apurábamos el paso, decidimos acomodar nuestras cosas en ese pequeño claro, que no podría medir más de unos 4 metros de diámetro, un pequeño agujero luminoso en medio de la oscuridad, por razones de seguridad no hicimos una fogata, solo pusimos nuestra potente lámpara de campaña en el centro, extendimos los sacos de dormir y nos dispusimos descansar después de un largo y agotador día de caminata.

Entonces empezaron los sueños, fueron sueños salvajes de cosas que corren y vuelan y cazan y viven y matan en vidas cortas y fugaces, no fueron sueños proféticos, ni sueños amenazadores, simplemente fueron sueños salvajes, era el bosque, estoy seguro ahora, el bosque que no estaba contando historias de dormir, no podría asegurar si me levante realmente durante la noche, o si fue solo parte del sueño, pero recuerdo haber salido de mi saco de dormir y empezar a correr por el bosque, recuerdo haberme movido a toda velocidad entre las raíces enormes de los arboles más viejos, trepar a esos mismos árboles, contemplar la luna desde sus alturas, sentir el aire frio en el pelaje y aspirar el olor del bosque en toda su intensidad por un par de fosas nasales alargadas y  poderosas que identificaban el olor de todos los animales que vivían y corrían y cazaban a mi lado, recuerdo el sabor fresco del agua helada del riachuelo y la sensación poderosa que transmitía esa misma frialdad, recuerdo haber cazado un pequeño ratón y saboreado su sangre, y finalmente recuerdo haber regresado a mi saco de dormir antes del amanecer y despertar ahí, todavía cansado, pero sintiéndome más fuerte de lo que había sentido en años.

Fue el bosque creo, al día siguiente cuando levantamos nuestro pequeño campamento caminamos solo durante unas pocas horas y nos encontrábamos nuevamente en el borde de este bosque extraño y antiguo que nos proporcionó durante una noche una poderosa visión del mundo desde un lugar muy profundo de la mente, creo que verdaderamente este bosque estaba embrujado, que lo que vivimos fue real y único, una muestra de que el mundo aun guarda misterios, y los mas afortunados, se topan con ellos.

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