domingo, 6 de diciembre de 2015

noches largas

Fue una batalla de voluntades entre el demonio y yo, fue una batalla larga y dura, peleamos durante un día y una noche, o al menos eso creo, el tiempo no corre igual en ese tipo de condiciones, las reglas eran simples, la batalla no podía ser física y aquel que dudara o se quebrada primero terminaría sometido al otro, en mi caso eso significaría que mi alma seria consumida, procesada y almacenada en algún lugar de tormentos particularmente desagradable, en el caso del demonio eso significaría que tendría que acceder a mis peticiones cuando lo requiriera, la apuesta era alta para ambos, pero creo que yo tenia mas que ganar, empezó la mañana siguiente al acuerdo, salí a la calle sabiendo que en cualquier momento empezaría, pero el demonio era astuto y su primer estrategia fue no hacer nada y desgastarme psicológicamente con la espera, mi primera estrategia fue esperar ignorando al demonio, tome un desayuno pesado para sentirme lleno y olvidarme de estar oteando en cada esquina y a cada extraño que pasaba junto a mi,  en el viejo café de la esquina todo me resultaba conocido y al mismo tiempo sospechaba de todo, pero mi expresión no debía mostrar ningún cambio, compre un periódico y lo leí con tranquilidad en un parque a unas cuadras de mi casa, había llovido toda la noche, el piso estaba aun húmedo y cubierto de hojas, el olor era de tierra mojada y el aire era frió, era una mañana idónea para todo... incluso para enfrentarme a un demonio, el día transcurrió con tedio mientras esperaba a que el demonio hiciera algún movimiento y hacia la tarde al regresar a la casa el demonio lo hizo, el teléfono comenzó a sonar, noticias terribles de amigos y conocidos comenzaron a desfilar, sabia que por lo menos una debía ser verdad o no se habría molestado en inventar tantas, pero no había nada que pudiera hacer, así que para irritación del demonio me prepare un café y me senté a ver la tele un rato, mi sofá frente al televisor por lo regular muy cómodo y acogedor resultaba en este momento duro, e incomodo, como si de pronto hubiera olvidado la forma de mi cuerpo que tantas horas de estar tirado en el habían amoldado con esfuerzo, el cuarto se sentía helado y lúgubre conforme el sol decendia, me quedaba en sombras,al final de la tarde el demonio paso a un ataque frontal, conforme la luz del sol moría el demonio ganaba fuerzas, de pronto las sombras se hicieron mas oscuras y las paredes mas opresivas, de pronto mi acogedor refugio se volvía el campo de batalla, fue cuando comenzó el murmullo, primero como una corriente de agua pasando entre huesos viejos, como un montón de hojas muertas arrastradas por vientos intemporales sobre tumbas olvidadas, el parloteo era ininteligible por supuesto pero se sentía la maldad en el, mas tarde el murmullo se convirtió en zumbido, como el de un millar de moscas revoloteando en las ventanas de mi mente, justo entre mi cerebro y mi cráneo, poderoso, pero mas irritante que atemorizador, estaba tanteando mis defensas, es entonces cuando comenzaron las voces, antiguas y terribles, me contaban cosas que yo no quería saber, secretos del mundo, recuerdos antiguos y cosas aun por venir, hablaban de muerte y tragedia, hablaban de maldad inconmensurable, ese fue el primer momento en que casi dude que lo lograría, el demonio lo sabia y se lanzo de lleno, pero cometió un error garrafal, en su intento de llenar mi cabeza de conocimientos terribles me dio también datos útiles, conocimientos oscuros y antiguos, aprendí casi sin darme cuenta nuevos hechizos y nombres de otras entidades, para cuando se dio cuenta de su error el alba estaba ya próxima, su último intento fue aplastar mi espíritu por el puro peso de todo su odio y maldad, con mis fuerzas renovadas por la esperanza de que tal vez consiguiera salir vivo de esta me lance de lleno, una batalla de voluntades es una de esas situaciones que son muy difíciles de explicar, mi voluntad debía mantenerse enfocada en mantener al demonio a raya todo el tiempo, es como tratar de abrir una puerta sin tocarla, trataba de mantener la coherencia de mis pensamientos, concentrarme en la idea y el objetivo, todo al mismo tiempo, en tanto que el ataque del demonio era como sentir una presión que es física y no al mismo tiempo, que no viene de ningún lado, pero que trata de aplastarme igual desde dentro que desde fuera y lo único que lo detiene, es esta idea de que no lo permitiría, de que su voluntad no se sobrepondría a la mía, y de que la puerta se abriría en cualquier momento aun si no la tocaba, hacia el amanecer el demonio había gastado demasiada fuerza en tratar de destruirme y con la luz del sol sus fuerzas disminuirían considerablemente, yo también estaba exhausto, pero la voluntad del demonio se tambaleo primero y la mía gano terreno, es como sentir que sales del agua después de estar ahogándote muy lentamente, el primer trago de aire que llena los pulmones y te hace sentir que tal vez no mueras todavía, entonces es cuando todo se decidió, mi espíritu combativo le abatió sin piedad y admitiendo su derrota un horrible alarido marco el final de la lucha, creo que tal vez salio de mi garganta, no estoy seguro, pero el demonio estaba derrotado y ahora cada vez que le necesite deberá acudir a mi llamado, se que la victoria me ha costado mas de lo que todavía he notado, estoy seguro de que algo he perdido esta noche, todavía falta ver que fue...

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