domingo, 6 de diciembre de 2015

odio y veneno

Soy una herida abierta que supura odio y veneno en el mundo... como todas las heridas, hizo falta un primer desgarrón que abrió la piel, el primer dolor que le tomo por sorpresa y le dio a conocer mi presencia, como todos los nacimientos fue doloroso, y como todos los dolores este dejo una marca mas allá de la piel, mis primeros bordes sangraron y ardieron, como inicio no parecía gran cosa, había tenido heridas mas graves, cicatrices mas marcadas, incluso estaba comenzando a sanar a pesar de la escasez de cuidados, los bordes se unieron, carne nueva cubrió la herida poco a poco y dejo de sangrar hasta hacerse costra y luego cicatriz.

La segunda vez que la carne se abrió vi el cuchillo venir directo hacia mi, pero no lo supimos esquivar, el filo entro profundo y en línea recta, el nuevo tejido se abrió y desgarro y las terminales nerviosas que apenas habían nacido en el chillaron de dolor y  furia, de nuevo estaba sangrando encima del mundo, incluso recibí mas cuidados, ya sabía lo que era el dolor y no le gustaba, bálsamos aplacadores se untaron en los bordes de mi existencia para atenuar mi dolor, pero este era profundo y empezaba a conocer el odio, el tiempo que tarde en sanar se prolongó y no deje de doler ni siquiera cuando piel nueva había dejado solo una cicatriz que me escondía del mundo, pero aquí seguía yo debajo, la desconfianza afloraba al más ligero rumor de cercanía.

Entonces llegó ella, sus dedos recorrían mis bordes y el cosquilleo que provocaba por todo mi ser daba calor y hacia olvidar el dolor viejo, los bordes de la cicatriz se suavizaron y casi desaparecí por completo, era solo un mal recuerdo y entonces un día ella se marchó, solo había el frio del recuerdo, mi tejido cicatrizado se volvió duro, pero no lo suficiente para resistir el siguiente golpe que casi fue fatal, la sangre mano en abundancia, el dolor recorrió hasta la última terminal nerviosa como una nube roja que brotaba de mi y se extendía sobre todos los pensamientos, finalmente estábamos ligados al dolor, era la única forma de comprender el mundo ahora, y después vino la locura y en medio de su locura comenzó a acuchillarme constantemente para no dejarme sanar nunca mas, fue cuando conocí el odio.

Odie y odie y el mundo era un lugar donde nada bueno podía volver a pasar y nadie era de fiar, yo menos que nadie y cuanto más odiaba más me dolía y cuanto más me dolía mas odiaba al mundo! Que placer puedo encontrar ya en el mundo que no derive del odio? A que dulces glorias puedo aspirar ahora si ya he desechado la idea de sanar y dejar de doler? Que catarsis puedo hallar si no es en el dolor ajeno que comprenda el mío, pero no compartiendo sino impartiendo.

Soy una herida abierta que supura odio y veneno al mundo viviendo de la esperanza de que alguien acabe con este suplicio y al mismo tiempo quiero que todos sufran lo mismo para que no sea el único...

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