sábado, 28 de noviembre de 2015

carrera

Sonaban como tambores, la piel aporreada a toda potencia con un sonido salvaje y selvático al mismo tiempo, pero eran sus corazones golpeando sus pechos desde dentro, desbocados, sus garras arrancaban enormes trozos del suelo con cada potente zancada que daban, la jauría avanzaba en perfecta sincronía, comiéndose las millas por segundo, cada pocos kilómetros se detienen, levantas sus fauces llenas de colmillos brillantes como navajas para reajustar su curso tras de mi huella, pronto habrán alcanzado a su objetivo y entonces veremos de parte de quien esta la suerte cuando eso suceda, mi espada esta afilada y yo no huyo, solo los espero.
- Lupinos... perros sin correa!!

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