domingo, 6 de diciembre de 2015

en la noche

Sus ojos brillaban con malicia en la noche, se movía con una soltura por todo mi alrededor, un leve aroma como de pasto recién cortado quedaba en el aire cada vez que visitaba mi cuarto o me encontraba en la calle, sus movimientos cadenciosos me hacían seguirla con los ojos hasta que se perdía de vista sin que me diera cuenta, el deleite que transmitían sus palabras cuando me hablaba de toda clase de atrocidades que esperaba que ejecutara por ella era quizá lo que más me asustaba, venía a mi siempre con nuevos horrores y formas de atormentar mi espíritu pero sus razones para hacerlo seguían siendo un misterio para mi, se sentaba a mi espalda y recargaba todo su peso contra mi, podía sentir el ritmo de su respiración mientras me platicaba cosas de mis conocidos y demás gente que me rodeaba, me decía cosas como "y julia y su hijo me tienen harta, deberías seguirlas por el camino, esperar a que crucen la calle y empujarlos a ambos bajo las ruedas del camión mas grande que pase..." y una vez que se le metían en la cabeza esta clase de ideas no las dejaba de repetir, de día y de noche me susurraba formas y lugares donde llevar a cabo estas acciones, "sería tan fácil prenderle fuego a la casa de don José con esas cortinas tan grandes en las ventanas, y esos muebles viejos de madera, solo tendrías que ayudar un poco al fuego a llegar a los lugares correctos y veras como arde hasta los cimientos", venia de noche pero no sabría decir si estaba despierto o dormido cuando hablábamos, y siempre quería que la ayudara a hacerle algo a la gente que me rodeaba,  "lleva al hijo de la vecina hasta el poco tras la vecindad y hazle mirar hacia dentro, y luego lo empujas, veras que no sobrevive la caída", cuando viajaba de día por la ciudad, cuando esperaba el metro en la estación  salía de las sombras para señalar a este o aquel y murmuraba con convicción irrevocable "a ese! Empújalo !!!".
Al final vinieron por mi, no pude evitar gritarles que no había sido yo, que ella me había dicho que los empujara bajo el camión, fue ella quien quería que le prendiera fuego a la casa del viejo... y empecé a recitar sin control todas las otras atrocidades que hice por ella y les narre como me seguía a todos lados, miraron en mi dirección casi con lastima, mi familia juro que no habían visto nunca a nadie hablando conmigo, pero yo seguía gritándoles que había sido mi culpa, que todo lo había hecho por ella hasta que la voz se me termino y cargándome por los brazos me trajeron a este sitio, donde las ventanas no abren y los muros son suaves y blancos.
Si guardo silencio el tiempo suficiente, a pesar de sus pastillas y sus terapias aun puedo escuchar un susurro que solo parece tener sentido en mis pesadillas.
Pase muchas noches esperando por ella, y en oscuridad mas profunda, cuando las luces ya se apagaron y solo un retazo de luna ilumina el marco de la ventana puedo ver su silueta escurrirse en mi cuarto sin un solo sonido y me parece ver de nuevo esos ojos asomados desde la sombra opuesta del cuarto y el suave ronroneo que siempre le acompaña y se con certeza que los susurros volverán a empezar de nuevo y yo aguardo.

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